Por Sebastiana Barráez Pérez

SERRA. Era un escenario cantado que la muerte del joven diputado, traería más muerte. Y la manera en que murió avizoraba que las otras muertes no serían a sombrerazos. Hay que irse al 12 de febrero, el día en que fueron asesinados el joven estudiante Bassil y el líder del Grupo Caracapaica, Juan Montoya, jefe del Secretariado Venezuela. Eso desencadenó una guerra entre colectivos. Desde el gobierno y la revolución salieron voces airadas para decir que al comandante Carapaica lo había asesinado “la derecha” “Álvaro Uribe Vélez” con ayuda del “imperio”. Mientras tanto, familiares, amigos y compañeros de Juancho señalaban a Hermes Barrada, miembro del Secretariado y de un colectivo de Catia, como responsable. Fue tal la presión que la fiscalía citó a Barradas, quien habría reconocido que fue el autor del crimen. Pero eso no fue suficiente, la presión exigía que se detuviesen a otros implicados, que Barradas no tuviese beneficios, etc. Nada pasó. Los colectivos estaban alborotados. Muere de manera atroz Robert Serra y otra vez las voces de algunos funcionarios del gobierno fue dirigir los ojos hacia “la derecha” “Álvaro Uribe” y el “imperio”. Vino una mentira detrás de otra. La joven asesinada con Serra no era su pareja. “Sólo era su amiga de hace años, y era la pareja del guardaespaldas de Serra que hace cerca de un año fue asesinado”, me pidió aclarar un familiar de la joven.
COLECTIVOS. Varias veces he escrito sobre el problema de los colectivos en La Pastora. A raíz de la manera en que fue desalojado un grupo de familias de una pensión, hablé del colectivo Bicentenario, uno de los que integra el Colectivo 5 de Marzo y que dirigía José Miguel Odreman. Ahí supe que eran muchos esos grupos aluvionales, que se formaron a raíz de los grupos armados que la revolución necesitó para enfrentar las protestas que desde hace años ocurren contra el Gobierno. En aquel momento les dije que tenían cientos de motos, que estaba integrado por gran cantidad de ex policías que habían pertenecido a la Policía Metropolitana y que en el intento de depuración de la PM, quedaron por fuera. De nada sirvió que varios altos funcionarios del gobierno fueron informados, por los desalojados de esa pensión, de lo que hacía el colectivo, que si le convenía, nunca de gratis, protegía a los inquilinos. Pero casi siempre se cuadraron con el dueño o la dueña de la pensión. Es tal la aberración que las familias le pagan a esos colectivos para que los dejen vivir en paz y les den “protección”.
23-E. Hay que diferenciar muy bien a estos grupos que integran el Colectivo 5 de Marzo de los colectivos del 23 de Enero. Muchos pretenden hablar de ellos como si fueran read more