Por JESUS HERNANDEZ CUELLAR
La campaña mediática y política estaba lista. El gobernante venezolano Nicolás Maduro, con ayuda de sus aliados, había recopilado firmas para denunciar a Estados Unidos en la VII Cumbre de las Américas, a celebrarse los días 10 y 11 de abril en Panamá, por haber calificado a Venezuela de “amenaza para la seguridad” y por haber sancionado a siete funcionarios del país suramericano por sus presuntas violaciones a los derechos humanos. Pero el heredero de Hugo Chávez amaneció el 6 de abril de 2015, cuatro días antes de la inauguración de la cumbre, con una desagradable sorpresa. Veinte ex jefes de Estado y de Gobierno de América Latina y España anunciaron la firma de una declaración exigiendo la liberación inmediata de los opositores encarcelados en Venezuela y la separación absoluta de poderes que garanticen a los venezolanos un proceso electoral “libre y justo”. read more


