LaBicha el 18 abril, 2014
El viernes 11 de abril, hace una semana fue reintervenido (segunda operación) el joven de 19 años, Moisés Guánchez en el Hospital Vargas por el Dr. Daniel Duarte, debido a que el miércoles 5 de marzo, como a las 2 y media, libraron a todos los empleados de su trabajo en un restuarant mexicano de la feria de comida de CC La Cascada y por parte de efectivos de la Guardia Nacional, que hoy están libres perpetrando barbaridades como esta, fue víctima de torturas, maltratos, burlas, herido en la ingle con escopeta de perdigones a unos escasos 50 centímetros, tal cual él y su abogado nos han relatado… y tal como ha sido juzgado en tribunales y publicado en la prensa.
Gracias a Dios pudimos obtener y publicar las fotos que documentan fehacientemente el relato que este joven ofreció en primera persona a los colegas DAVID GONZÁLEZ / EDGAR LÓPEZ / LAURA HELENA CASTILLO y como el mismo Moises nos relat[o en “La Bicha y la Cuaima”, RCR750AM y su abogado Nizar el Fakih en la radio RCR750 AM y en nuestro canal de televisión, LA BICHA TV, en Youtube.
Queda claro que Guánchez fue la persona equivocada en el lugar y hora equivocados, pues fue detenido, torturado, abusado, insultado, violentado en varios de sus DDHH, en peligro de muerte, y expuesto a quedar con secuelas como operaciones para tratar de normalizar su calidad de vida… “Está de reposo, toma tres tipos de antibiótico y tiene una vena de la pierna derecha severamente comprometida”… cuando no estaba en ese sitio, a esa hora como manifestante, ni como guarimbero se trata de un joven trabajador, a quien los jefes le pidieron que se fuera a su casa, junto con sus compañeros, porque la protesta que se protagonizaba afuera estaba ruda y muy violenta, donde se veía a los efectivos de la Guardia Nacional preprimiendo, arremetiendo violentamente con perdigones, gases y llevándose muchachos detenidos.
Al momento de tratar de salir, según relata él mismo estaban cerradas las puertas del CCLCascada por lo que quedaron atrapados en el estacionamiento, mientras los motorizados en pareja de la GN disparaban perdigones hacia el centro comercial La Cascada.
“Mucha gente sale corriendo y yo me lanzo al piso. Cuando me estoy levantando una moto entra al estacionamiento. Disparan contra los empleados y también contra mí, pero no me dan. Salgo corriendo y llegan otras dos”.
Tal como puedes observar en las fotografías inéditas que te mostramos, se aprecia la actuación de los GN.
“Ahí, ahí, dispárale”, se decían los guardias entre ellos. El tercero logra darme en el brazo y en la nalga. Sigo corriendo. El dolor se puede soportar y me deja alejarme, pero me tropiezo y caigo. En el suelo levanto la mirada y veo que me rodean los guardias que se habían bajado de la moto. Me golpean en las costillas con los puños y cuando ya me tienen detenido me llevan ante otro de ellos que se pone a 50 centímetros de mí, o menos, y sin decir nada hace una detonación a quemarropa en mi ingle derecha”.
“Buscan una moto, me montan entre dos y me apuntan a la cabeza con un arma de fuego. No iba esposado. Intentan salir, pero el vigilante les dice que no puede abrir, y es cuando me sacan caminando. Me tienen rodeado entre ocho o nueve guardias; ya me costaba caminar. Ellos se reúnen afuera para ver qué van a hacer conmigo, pero no podía escucharlos. Alrededor tengo un grupo de motorizados que parecen de colectivos y que empiezan a gritar que me dejarán ahí para que me muera desangrado, que ellos me iban a matar a coñazos y a dar con las motos”.
Los efectivos se reían, tal como puedes observar en la foto, luego de torturarlo, herirlo en la ingle y en los testículos.
“Los guardias deciden ponerme las esposas y transportarme en una camioneta doble cabina hasta el hospital Victorino Santaella. Ahí me roban el dinero en efectivo que llevaba, una cadena de plata y me quitan dos celulares que me devolvieron después. En el camino se van burlando de mí, diciendo con risitas que no iba a tener familia y que nunca iba a poder tener hijos porque pensaban que el disparo me había dado en mis partes íntimas. También me decían que si me moría desangrado me iban a dejar tirado porque no querían muertos dentro del carro”.
Como se aprecia en las gráficas, el relato esta sustentado sin lugar a dudas… tiene su pantalón, sus zapatos ensangrentados, por ello y por lo que lo obligaron a hacer tuvieron que ponerle dos transfusiones de sangre.
“Me bajan en el Victorino y no dejan que los camilleros de la emergencia vengan a buscarme, sino que me obligan a ir trotando hasta la camilla. Ya tenía el pantalón todo ensangrentado y el zapato enchumbado de sangre. Me dolía mucho y cada paso que daba dejaba una huella roja. Los guardias se rehúsan a quitarme las esposas porque pretendían que me medio suturaran para llevarme con ellos, pero los médicos y enfermeros exigen que me las quiten. Ya no sé decir qué más pasó porque me llevaron a quirófano”.
Moisés Guánchez, de 19 años de edad, habla por teléfono desde su casa. Por la gravedad de su caso, la audiencia se hizo en el propio hospital: juez, fiscal y abogados se trasladaron a la habitación 826 del Victorino Santaella el viernes 7 de marzo. En el informe policial lo imputaban del robo de 2 motocicletas Empire una roja y una naranja y de llevar 19 bombas molotov, 2 miguelitos, 30 mechas de alambre de púa y una máscara de gas en su morral.
Ese mismo día retiraron todos los cargos y quedó con libertad plena.
“Mi decisión es llegar hasta el final y que guardias nacionales paguen. El delito calificaba como tortura, me explicó mi abogado”, dice el muchacho. “Hicimos la denuncia en la propia audiencia. Le pedimos a Moisés que diera su testimonio y a la juez que oficiara al Ministerio Público y así lo acordó. Aún no consta en el oficio que se haya informado a la Fiscalía, pero el fiscal estaba presente.
Eso dura unos días porque se hizo a mano en un hospital, pero como estos son delitos de acción pública no requieren una denuncia por escrito en la Fiscalía. Con que sean conocidos por cualquier medio tienen la obligación de investigarlo de oficio”, señala el abogado del caso, Nizar el Fakih, del Comité de DDHH de la Ucab.
PD: Por informar de este caso de atroz violación a los DDHH de este joven fui (Berenice Gómez) desmentida, calificada como mentirosa y unos sujetos pidieron a Conatel que interviniera por mis mentiras. Así que solo me queda agradecerte que te hayas enterado por tus propios ojos…