Por Francisco J. Quevedo
Esta pregunta nos las hacen en cada reunión social, en los pasillos, en cada conferencia. ¿Hasta dónde aguantan la economía y la sociedad? ¿Y el Gobierno? La gente se siente angustiada por el presente y futuro de Venezuela, y por el de sus hijos. ¿La respuesta? No es fácil predecir, pero hay ciclos y tendencias que nos dicen que mañana saldrá el sol por el este, y que en Diciembre bajará Pacheco de Galipán. Eso no lo para nadie. Y así, tal cual, mucho de lo que va pasar ya está pasando, y no lo para nadie, pero el detalle de cómo se desenvolverán los acontecimientos en detalle cae en el ámbito del manejo de escenarios.
Lo indetenible: ¿Pa’ dónde vamos? El Gobierno viene corriendo la arruga desde 2012, y las perspectivas no son buenas. Incapaz de juntar dos lochas para hacer un medio, se ha venido endeudando, particularmente con los chinos, pero también con la banca. Y vía el Cencoex, le debe a cada santo una vela. La brecha cambiaria generada por el muy comprometido flujo de caja de Pdvsa que apenas permitió a Cadivi liquidar US$ 29,7 millardos en 2013, se acentúa. Podemos estimar que faltaron quizás US$ 25 millardos para cubrir las importaciones completas, más casi US$ 14,7 millardos para atender la salida de capitales. Y ese faltante se cubrió con deuda y con el mercado paralelo, al cual tampoco lo para nadie.
Palo abajo: El precio de la cesta petrolera venezolana ha perdido unos US$ 17 desde Junio. Multiplique eso por 1,2 millones Bbl/d, y por 365 días, y verá cuánto afecta al fisco, unos US$ 7,4 millardos anuales. No tenemos suficientes divisas para importar lo que requiere el país, ni para pagar deudas, y –encima de eso– cae el petróleo. Visto el enredo, los chinos están renuentes a prestarnos más. Al contrario, demandan un millón de barriles diarios para cobrar más rápido, lo cual afectará más la caja del BCV.Además, los bonos vienen en caída libre, lo cual –a su vez– encarece el endeudamiento. Y ni pensar en el FMI, porque si la Nación pretende retirar sus DEG (Derechos Especiales de Giro), sus técnicos vienen y nos auditan, y eso sería impensable para este Gobierno. Así que –al parecer– estamos llegando al llegadero.
Más enredado que kilo de estopa: Venezuela está como quien gasta el doble de lo que gana. ¿Cómo hace? Bueno, gasta los ahorros, se endeuda, se rebusca, inventa excusas, se esconde cuando le tocan la puerta y le miente a los cobradores, y al final termina empeñando las joyas hasta que tiene que vender la casa, que por estar hipotecada, poco le resuelve. La traducción a la realidad está en los números, importamos cerca de US$ 55 millardos pero pagamos US$ 30 millardos. Y ello no cuenta la salida de capitales. Según cifras oficiales, la deuda pública finalizó el año 2013 en US$ 115,3 millardos, y las reservas internacionales se encuentran en su nivel más bajo en once años de tanto palo que le han dado, “millardito” por “millardito”, particularmente para honrar la deuda. Pdvsa se financia con el BCV, y la verdad sobre la venta de Citgo queda en el aíre. ¿”For sale” o “Not for Sale”? Se hizo un avalúo, y se dice que siguen escuchando ofertas, pero los posibles embargos, por esos fallos del Ciadi que se vienen produciendo, podrían dejar al Gobierno colgando de la brocha.
¡La situación está que revienta! ¿En qué desencadenarán las presiones y las tendencias? Las cifras apuntan a un quiebre, pero los analistas manejan cuatro escenarios, solo uno de continuidad, y tres de cambio: (1°) El “statu quo”, el Gobierno logra seguir corriendo la arruga y sobrevive. (2°) El palazo a la lámpara, un cambio de liderazgo forzado por la crisis, pero del mismo lado, quizás de rojo rojito a rosadito, pero siempre colorado. (3°) La transición, una salida pintada de democracia, negociada, con eventuales elecciones. Y (4°), la patada a la mesa, una ruptura más evidente del hilo constitucional que es muy poco probable.
En fin, pereciera que el Gobierno cambia las cosas o las cosas cambian al Gobierno. La presión es indetenible. Correr la arruga se hace cada vez más difícil. No hay dinero fresco, y la tendencia en los precios petroleros es a la baja, tal como predicen la OPEPy los mercados futuros. Y mientras más se recurre a la imprenta, peor se ponen la inflación, el desabastecimiento y el dólar paralelo. ¿Habrá un cambio “yo con yo” o un “quítate tú pa’ ponerme yo”? ¿O será más bien una transición negociada? La verdad, mucho depende de quien ostenta las armas, y aquí hay muchas armas en la calle, pero definitivamente más probable es un cambio de rumbo que continuar por este barranco.
Hay que trabajar para lo mejor pero prepararse para lo peor, y lo peor es que sigamos embarrancados. Eso lo pagaríamos todos.