Por Emma Amaya
Datos y familia, de una forjada y vaporosa identidad que se vuelve etérea con cada verificación.
“La verdad se robustece con la investigación y la dilación; la falsedad, con el apresuramiento y la incertidumbre…” Cornelius Tacitus.
Hasta ahora y como derivado directo de cada aparición en los medios audiovisuales, con las diarias peroratas discursivas de este supuesto Nicolás, también supuesto Maduro y hasta de supuesto Moros como apellido materno, que llaman la atención de quien lo observa, se han centrado en las desatinadas o idiotas expresiones de alguien quien, mostrándose así en forma repetitiva, se asume como un palabrerío de limitada valía; que no más allá que la impronta de un craso ignorante; tanto, que apenas si dominaría cuando mucho los 400 vocablos básicos a los que se refirió alguna vez Arturo Uslar Pietri.
Esta individualidad que se hace llamar Nicolás, pareciera ser uno de esos anodinos y lisonjeros sujetos a quienes ni siquiera se está seguro de acierto definitivo si se le identifica o menciona por la profesión de la madre. La realidad bien pudiera ser otra: Bien pudiere tratarse de una forjada identidad que, dada la posición y de las capacidades de decisión ya alcanzadas para el mantenimiento de sus condiciones de operación y en función de los objetivos pautados, pareciera, ha impuesto la necesidad de desaparecer todo aquello que pudiera poner en riesgo su verdadera identidad. En especial, la de esfumar a todas aquellas individualidades, dentro y fuera de Venezuela; primero, las más cercanas a sus difundidos orígenes: padres, hermanos y demás allegados. Que ello sea el derivado de la acción del propio impostor, el supuesto Nicolás, o de sus contralores cubanos, el efecto es el mismo; se trata de la desaparición física de quienes pongan, en estos momentos, a riesgo la continuidad de una tremenda patraña.
¿Bruto? Si, parece pero, es una estafa: Si lo observamos desde la perspectiva de su conducta en las posiciones políticas que ha alcanzado, queda a la vista que, teniendo en frente a ese supuesto Nicolás, supuesto Maduro y hasta supuesto Moros, estaríamos en presencia de un impostor de identidad forjada y de la más grande y habilidosa estafa que se haya conocido en Latinoamérica; fuera ello o no, el resultado de una de esas operaciones del servicios de inteligencia de Cuba. Estamos frente a un perfectamente configurado caso criminal que demanda sobre Nicolás la parte visible de este gran iceberg, primero que todo, una muy exhaustiva y profesional investigación policial, tanto para buscar, comprobar, verificar, documentar y sustentar con otros elementos y pruebas, las mentiras, verdades, medias verdades de uno u otro, sea el dato o la información oficial u oficiosa, que hasta ahora se tiene por cierta.
En definitiva: De este supuesto Nicolás, sin que se conozca a ciencia cierta su verdadera e indubitable identidad, los de sus antecedentes de infancia, de su formación escolar de kinder, primaria, preparatoria; del círculo social donde se insertó; de este Nicolás, sólo se conoce con visos de certeza:
a) Algunas fotos y las citas de unos u otros opinantes sobre su permanencia y entrenamiento en Cuba.
b) Su alegada profesión de chofer de autobús;
c) Su conocida experiencia como avezado reposero del Metrobús;
d) Su acercamiento a Hugo Rafael Chávez Frías, seguida de su selección y nombramiento para cargos.
e) Su paso y desempeño como Canciller.
f) Su selección y designación como vicepresidente.
g) su designación como heredero designado;
h) Su designación como candidato del PSUV en las elecciones presidenciales del 2012.
i) Su designación cómo ganador de unas amañadas elecciones por la presidente del CNE, Tibisay Lucena;
j) Su juramentación como presidente electo por el presidente de la AN, el teniente (r) Diosdado Cabello Rondón y
k) Y su actual desempeño como” presidente” titular de un país petrolero. Presidente, precisamente del país, confesado, sostenido y permanente objetivo geopolítico/geoestratégico de Fidel Castro Ruz y su revolución; todo esto , antes, durante y después de esa, su propuesta al recién electo y en funciones; al presidente Rómulo Ernesto Betancourt Bello en 1959: “… Tu con tu petróleo y yo con mi revolución, dominaremos el mundo…”
Todo lo que se sabe:
Por sobre esas once acotaciones que cito, más nada se conoce de quien dice llamarse y se presenta como Nicolás Maduro Moros. Ese mismo sujeto cuyos datos, registros y certificaciones filiatorias, de forma paulatina, uno a uno, uno tras otro, se van diluyendo con cada nueva verificación.
No nació en la Parroquia El Valle como lo afirmara en un momento; tampoco en Valle Arriba, menos en Los Chaguaramos ni Santa Mónica en Caracas; ni en el sitio conocido como El Palotal, estado Táchira, como lisonjero afirmara el gobernador José Guillermo Vielma Mora. Y la supuesta Partida de Nacimiento que del Acta Nº 2.823 de la Jefatura Civil de la Parroquia La Candelaria, Caracas, Venezuela, en la que se afirma que Maduro nació en la Policlínica Caracas y que con definitiva intención engañosa exhibiera Tibisay Lucena, presidente del CNE, en el programa diario de Vladimir Villegas por Globovisión; documento que al parecer luego fuera objeto de exegético análisis en un llamado Informe Orta, es falsa.
Ese mismo sujeto quien ahora, como veremos, resulta que no es de apellido Maduro y sólo le queda el apellido Moros y eso, si es que, en ausencia de una Partida de Nacimiento que no ha estado, ni está ni estará jamás en capacidad para exhibir y más aún, en el supuesto de que verdaderamente pudiese comprobarse y documentarse en algún registro y en alguna parte del mundo, que quien lo parió fue una mujer colombiana de quien se dice se llama Teresa de Jesús Moros Acevedo.
El forjamiento de una identidad: Y la más reciente información sobre los antecedentes de vida de este sujeto –que aceptemos lleva como nombre Nicolás–, lo tenemos en la reciente información emitida por el Canciller de la Arquidiócesis de Bogotá, Presbítero Ricardo Alonso Pulido Aguilar, quien ha certificado mediante escrito oficial de la Iglesia de Colombia, que: “… El matrimonio eclesiástico entre los ciudadanos Jesús Nicolás Maduro García y Teresa de Jesús Moros Acevedo cuya nota aparece al margen del Acta de Bautismo de la contrayente Teresa de Jesús Moros Acevedo en la Iglesia San Antonio de Padua en Cúcuta, no fue realizado en 1956 en la Iglesia Nuestra Señora de Fátima en Bogotá por sacerdote alguno, ya que la mencionada parroquia eclesiástica Nuestra Señora de Fátima inició sus servicios matrimoniales a partir del año de 1959, por lo que tal acta matrimonial es inexistente…”
Y dice la máxima entidad católica colombiana, los derivados administrativos de ley: “… Este documento será presentado en la Iglesia de San Antonio de Padua para la anulación de la nota que aparece al margen del acta N° 1155, del folio 195 del Libro de Bautismos en la fecha 19 de Octubre de 1929… será presentado el referido documento para anular de oficio el Estado Civil de ‘Casada’ en la Registraduría Nacional del Estado Civil en la Cédula de Ciudadanía N° 20.007.077 que corresponde a la ciudadana Teresa de Jesús Moros de Maduro, la cual fue expedida en fecha 09 de Diciembre de 1956, la cual se encuentra vigente…”
Queda documentado: Que al igual que otras varias acotaciones sobre la filiación del citado Nicolás, la citada nota marginal en el Acta N° 1.155 del folio 95 del Libro de Bautismo del año 1929 que se lleva en la Iglesia San Antonio de Padua Fecha, creada el primero de enero de 1927 y ubicada en la calle 9 #8-75 del Barrio El Llano, en la ciudad de Cúcuta, Departamento Norte de Santander, República de Colombia, es falsa. Derivado de tan falsa nota marginal y de la inexistencia del vínculo matrimonial, Nicolás, si bien pudiere haber sido parido por Teresa de Jesús Moros Acevedo, es hijo de madre soltera por tanto, legalmente no tiene como apellido el de quien se cita como su padre Jesús Nicolás Maduro García.
¿Pero que es lo cierto; qué lo falso? La Fiscalía General de la Nación de la República de Colombia, por solicitud del Comité Internacional sobre Desapariciones Forzadas, designó Marcos Sánchez Acevedo Fiscal 47 de Bogotá, para investigar la desaparición de los colombianos Teresa de Jesús Moros Acevedo y Nicolás Maduro García. Teresa de Jesús Moros Acevedo existió, de hecho está registrada en el sistema de identificación oficial colombiano y en su registro electoral con la vigente Cédula de Ciudadanía número 20.007.077, expedida el 09/12/1956; a quien ahora se investiga como desaparecida; según los datos, habría fallecido en Caracas el 25 octubre de 1994, según Acta de Defunción Nº 1883, del 25 de octubre de 1994 y asentada en el Registro Civil de Petare, el tal Nicolás refiere en el Acta de Defunción, que Teresa de Jesús Moros de Maduro nació en Rubio, Estado Táchira: ¿Teresa de Jesús Moros Acevedo, nació en Cúcuta, no nació en Rubio pero, murió o está desaparecida, que gran confusion o esta todo hecho adrede?
Nicolás Maduro García, supuesto venezolano padre del sujeto que dice ser Nicolas Maduro Moros, de quien se dijo era economista, con Cédula de Identidad venezolana N° 192.626; quien había subscrito el acta constitutiva del MEP en 1968; quien había sido condecorado con la Orden Mérito al Trabajo y postulado al Congreso por ese partido en 1988; y que habria muerto en un accidente de tránsito, ocurrido el 23 de abril de 1989 en el Caserío El Caimán y quien figurando en la Partida de Nacimiento de su hija mayor María Teresa Maduro Moros en 1956, ahora se le conoce como Jesús Nicolás Maduro García, con una Cédula colombiana N° 2218R ¿Jesús Nicolás Maduro García fue realmente el padre de Nicolás, nació en Colombia o en Venezuela; murió o como investiga el abogado Marcos Sánchez Acevedo Fiscal 47 de Bogotá, Colombia, está desaparecido? ¿Y las hermanas de este supuesto Nicolas Maduro, tambien estan desaparecidas?
Falta aún saber dónde están las hermanas:
1) Josefina Maduro Moros, nacida el 30/01/1960, CIV N° 5.892.462;
2) María Adelaida Maduro Moros, nacida el 20/07/1961, CIV N° 5.892.463 y
3) Nicolás Maduro Moros, nacido el 23/11/1962, CIV N° 5.892464.
Conclusión: De Maduro lo único seguro es que nació, pero no se sabe dónde ni cuándo, ni su círculo familiar; esos conocidos datos de familia, como hemos visto, parecen corresponder más bien a los de una forjada identidad puesto que, paso por paso se consolidan como falsedades tras falsedades y luego de cada verificación que se intente. Y ese citado sujeto con la forjada identidad de Nicolás Maduro Moros, el seleccionado e impuesto sustituto de los hermanos Castro para culminar con su ascenso a la presidencia de Venezuela, luego de seleccionado públicamente por la propia víctima del planificado asesinato, Hugo Rafael Chávez Frías; ese sujeto, está perfectamente consciente de que se juega la vida si brinda cualquier signo de fracaso en la misión encomendada. Si ello fuese percibido por la nomenclatura cubana o por los hermanos Castro, sabe perfectamente el tal Nicolás Maduro Moros, que pasará a formar parte de la Galería de Caza de Fidel Castro Ruz.
Datos extraídos del acta de nacimiento No. 1942 de la Jefatura Civil de la Parroquia Santa Rosalía, de fecha 6 de noviembre de 1968, en la que se transcribe una certificación del acta, de fecha 20 de marzo de 1957, del Consulado de Venezuela en Bogotá, contentiva del acta de nacimiento de María Teresa de Jesús Maduro Moros.