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La Navidad, tema polémico en estas fechas. Sin dudas, muchas marcas comerciales utilizan este motivo de celebración como estrategia de marketing; y debido al rechazo de este fenómeno de consumismo en el mundo, hoy la Navidad cuenta con muchos detractores.
Sin embargo, por esta vía quisiera contarles mi historia navideña.
Vivo en un país donde tener otro credo paralelo al dogma comunista es mal visto y hasta censurado. El gobierno cubano desde sus inicios asoció todas las tradiciones religiosas de esta índole con “prácticas capitalistas”.
Recuerdo ahora mismo cuantos religiosos o hijos de religiosos fueron expulsados de las universidades o de sus puestos de trabajo en los primeros 30 años del castrismo. Ir a la iglesia, tener una estampilla de Jesucristo o de la virgen en casa, asistir a un bautizo o simplemente poner un árbol de navidad eran (y aún son) algunos de los tabúes que han aniquilado nuestra fe por represalias hacia nuestra conciencia.
Hoy que tengo 25 años pienso en la cara de mi madre aquel día que le dije -“Mami, quiero un arbolito de navidad”- y se me estruja el corazón. De sólo imaginar los artilugios que ella tenía que hacer para que yo viviera la fantasía navideña sin que los vecinos se enteraran, me hace quererla muchísimo más. read more