Por Sinar Alvarado / Fotos de León Darío Peláez
Desde Venezuela hacia Colombia el contrabando de gasolina sigue creciendo. El cronista Sinar Alvarado se metió en una de estas caravanas para contar el negocio por dentro, de hombres que ven acá su única oportunidad de vida.
Infiltrado en una caravana de contrabando
La tierra se había vuelto oscura de tanto chupar combustible. Los árboles del patio seguían en pie, pero sus ramas se habían secado. Un olor penetrante flotaba en el aire. Junto a la casa, cuatro muchachos descamisados cargaban tanques en un camión. No había extinguidores; nadie usaba guantes ni botas ni overol. Solo un par de cuerdas y sus músculos tensos los ayudaban en la faena.
Chano, el conductor, sentado muy cerca con su barriga comba, le hablaba al ayudante, un wayuu también joven de pelo liso.
—¿Por dónde nos vamos?
—Dicen que por la Sierra.
En sus viajes semanales desde Maracaibo, en el occidente de Venezuela, hacia la frontera colombiana, Chano ha transitado rutas secundarias y trochas polvorientas, pero desconoce esta. Jamás ha cruzado la Sierra de Perijá, una zona boscosa que comunica ambos países.
—¿Muy empinao por ahí? read more









