Por Charito Rojas

“Siempre ha sido un misterio para mí como puede haber hombres que se sienten honrados con la humillación de sus semejantes”.
Mahatma Gandhi
Mientras el país pierde sus mejores talentos, ahuyentados por la inseguridad y el tenebroso panorama económico y político, quienes se quedan ven día a día mermar sus ingresos gracias a la devastadora inflación provocada por una revolución que extinguió las riquezas de este país petrolero. El desanimo y la furia se combinan, sin que haya un camino cierto a seguir para liberarse de las cadenas cada vez más pesadas que agobian a los venezolanos.
Se acabó el pan de piquito. O sea, no hay dólares. La revolución hipotecó los ingresos de Venezuela por las únicas vías que conoce: corrupción e ineptitud. Ahora se enfrenta a una situación crítica, donde un mercado asfixiado por un suicida control cambiario que en 11 años no ha aflojado sino que se torna cada vez más férreo, produce reacciones inflacionarias, escasez por ausencia de producción y mecanismos retorcidos de aprovechamiento de lo poco que hay.
En Venezuela las explicaciones son obvias para quien no tenga read more








