Por Carlos Zerpa
Es hora de iniciar lo que los historiadores aún no han escrito sobre nuestro país: una historia de la infamia. Agrandar la leyenda de los hombres de la etapa heroica o hacer una crítica de la gestión de los gobernantes no es suficiente para crecer como nación. En esta sociedad, como en cualquiera otra, hay una galería de la ruindad donde se encuentran los seres más ignominiosos que ella ha producido. No es posible que en Venezuela haya quedado sin compañía Pedro Carujo, el ser más emblemático de la traición y la iniquidad entre nosotros, como si él fuera, el único chivo expiatorio donde exculpan las bajezas los seres más indignos que han nacido en este país.
A la manera de Foucault, quien escribió “Hombres Infames”, un libro donde une la psiquiatría y el derecho penal, se requiere en el momento actual mostrar una exposición con los retratos de los personajes más oscuros de este espectáculo que es la política en la Venezuela presente con el fin de ejemplarizar las nuevas generaciones, y que ellas sepan que en nuestra historia no solo se compone de héroes y semi héroes.
Hans Christian Andersen nos dejó un apólogo conocido como “El rey está desnudo” cuyo mensaje de advertencia es que “No tiene porque ser verdad lo que los demás piensan que es verdad”.
La galería de seres infames de nuestro país la queremos iniciar, o mejor dicho continuar, con Tibisay, con la que preside el organismo más desacreditado junto al Tribunal Supremo de este país.