Editorial de El Nacional
La señora Lucena (Ovario II dice: Me van a perdonar pero esta rata de alcantarilla de “señora” no tiene nada), presidenta del Consejo Nacional Electoral, ha montado en cólera porque la secretaria de Estado adjunta para Latinoamérica, Roberta Jacobson, ha declarado que Venezuela “merece unas elecciones abiertas, justas y transparentes”. Pues ardió Troya, y en medio de lo más parecido a un ataque de histerismo mediático, misia Lucena se ha lanzado a insultar y denostar contra moros y cristianos, como si la petición fuera un insulto contra ella y no una esperanza sensata que buena parte de los electores venezolanos comparte plenamente.
Pero dentro del Gobierno (no olvidemos que el CNE es un apéndice del Ejecutivo) seguramente alguien (¿Maduro, Diosdado, Jaua?) se ha sentido tocado y dolido y le ha sugerido que salga como una Juana de Arco del trópico a defender la maravilla que es ese mamotreto que hasta el más chavista de los venezolanos (si estuvieran en la oposición) habrían demolido con los tupamaros y La Piedrita a la cabeza. read more