Por MARCO NEGRÓN | EL UNIVERSAL
Cuando se revisan las cifras oficiales de la Gran Misión Vivienda se constata cómo, aunque se duplicó el magro promedio anual de los primeros 12 años del régimen (45.300 viviendas por año), en los últimos dos la producción ha estado estancada en las 100 mil unidades, mientras que declaraciones del ministro para la Vivienda permiten concluir que esa cifra se mantendrá sustancialmente invariada durante el año en curso. Esto significa un creciente alejamiento de las metas originales, que eran de 153.404 viviendas en 2011, 200.000 en 2012 y 300.000 en 2013 (para este año, sin explicaciones, el ministro Rafael Ramírez ha empezado a hablar de 380.000 cuando la meta más alta que se había propuesto era de 350.00 para 2016 y 2017). Sin embargo, sin pestañear, los altos jerarcas insisten todos los días en que se están cumpliendo las metas. Además de tratarse de una manipulación de cifras, estas afirmaciones comportan graves faltas de ética en dos planos.