Por RICARDO COMBELLAS
El Universal
Apreciado Hermann:
No fue fácil para mí escribirte esta carta y menos hacerla pública y abierta. No me dejaste alternativa. El tema trasciende lo personal, pues afecta a todos los venezolanos en esta dura etapa de nuestra experiencia republicana. Cierto que no hemos sido en el sentido castizo de la palabra amigos, pero sí buenos compañeros, a los cuales les ha correspondido compartir momentos relevantes en nuestras vidas. Así, compartimos aulas universitarias, actividades de promoción política, y ante todo y la estelaridad del proceso constituyente el año 1999.
Nos une nuestra formación común socialcristiana. Ambos fuimos discípulos de Rafael Caldera (recuerdo el libro que escribiste sobre la DC, dedicado al maestro y estadista), y laboramos conjuntamente en la Organización Demócrata Cristiana de América. Bebimos en el humanismo cristiano, en las encíclicas sociales, en Maritain y Mounier, haciendo ambos lo posible por incorporar su espíritu a la Constitución bolivariana, siendo que para nosotros, los hombres y mujeres de formación socialcristiana, la política no tiene una legalidad independiente de la ética, muy por el contrario, la política debe guiarse en torno a fundamentos, contenidos y objetivos éticos. Por ende, ni el pragmatismo desasistido de doctrina, ni el oportunismo forman parte de nuestra visión de la política. Además, nos une nuestra vocación bolivariana, sobre lo cual, te lo confieso ahora, aprendí mucho de ti, pues sin mucho menos caer en las garras de los cultores de Bolívar, aprecié la valoración de su pensamiento vivo que tú diestramente sabías insuflar en discursos y escritos dedicados al Libertador. read more