Por Isa Dobles
Yo me acuerdo, y como si lo estuviera viviendo hoy, otra vez, la experiencia angustiosa de un cadete recién salido de su casa con su uniforme blanco de la Marina, golpeado espantosamente por un grupo de gente y su voz desesperada gritando ”Yo no he hecho nada”. Nosotros que íbamos con otros en el autobús de la escuela, nos detuvimos y algunos se bajaron a detener aquello que dejó un muchacho mal herido y sucio en el uniforme que recién estrenaba, sangre y tierra. Y era verdad. Él no había hecho nada, sólo guardar en lo más íntimo de su corazón las ganas inmensas de por fin enseñar que estaba listo para servir a su país.
Pero el momento era muy difícil. Pérez Jiménez se había escapado con un maletín lleno de dólares, la democracia comenzaba a abrir caminos de libertad y Venezuela apenas despertaba de aquella pesadilla de botas, uniformes , persecuciones y militarismo. read more











