Por CARLOS J. SOUCRE
1.Este régimen está especialmente acondicionado para que la mentira se adapte perfectamente a él. Es la horma de sus zapatos. Es que con la mentira es con lo único que se pueden defender. Con la mentira creen esconder sus desidias y sus inepcias.
2.- Y cómo les gusta fisgonear, mirar por el ojo de las cerraduras de los aposentos de las gentes, para luego gritar “desde el tejado” lo que se hace en el secreto de las alcobas.
3.- Y con esos aires de próceres, hijos y que de Bolívar, con los que a cada momento exclaman: “Patria, la patria, ahora tenemos patria”. Nos hacen recordar a aquel otro prócer, aquel que se llevó esa patria en las suelas de los zapatos cuando corrió apresuradamente a esconderse en el Museo Militar. Mayor cómica, ¿no?
4.- Vemos que los más altos personajes de este nuevo régimen no hablan como tanto lo hacía hasta aturdirnos, el otro. Es que piensan mucho. ¿No será que son unos “dientes rotos”, Don Pedro Emilio Coll?
5.- José Vicente Rangel nunca ha trabajado, y ahora sigue también de ocioso al servicio de este régimen autocrático y de procedimientos claramente nazi fascistas. No sabe mentir. Carece de imaginación. Para mí ha sido siempre un político del montón, jamás ha escrito ni siquiera un folleto sobre nada. Nada aprendió al lado de Jóvito Villalba. Las gacetillas que antes daba a los periódicos no eran otra cosa que ensartes de chismografías. Un día dije que parecía haber sido educado en una casa de vecindad.
6.- Los corruptos de este régimen siempre han dispuesto del privilegio de ser ellos los que se investigan, ¿verdad, señora Fiscal?
7.- Podemos aceptar o profesar una idea, pero nunca como si ella fuese una autoridad. Toda autoridad, aún la más legítima me es odiosa.
8.- Por mi sector unos desalmados destruyeron esas matas que sólo abren sus flores en la noche para insuflarles sus perfumes a los astros. Gentes a quienes sólo les placen las basuras y los ascos rodriguézcos que cubren a esta ciudad. Hace poco leímos este diálogo que cita André Malraux en su obra La hoguera de encina entre Bismarck y Moltke (un militar) Bismarck: “¿Existe aún algo digno de ser vivido?” Y Moltke: “Ver crecer un árbol”. Un día dijimos: Jamás hemos visto a una persona en Caracas contemplar un árbol.
9.- La distinción, el aprecio, la importancia, el buen gusto que hoy se les dispensa a las gentes provienen de sus perros.
10.- Para mí quien todo lo objetiva, quien enteramente allí se instala es un ser que, por supuesto, se despersonaliza, vale decir, un ser inexistente.
11.- Esto es fácil advertirlo leyendo sus Epístolas: “Algunos filósofos de los epicúreos y de los estoicos disputaban con él y decían: ¿Qué querrá decir este palabrero?”. Aludían a san Pablo. ( Hechos de los apóstoles. C-17,18). Siempre hemos advertido en San Pablo un cristianismo sin Cristo.
12.- No pocas veces un hombre se sitúa entre los más grandes, no por sus éxitos sino por sus fracasos. Pienso en el General Miranda.