Machismo y Homofobia

Por Leonardo Silva Beauregard

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Con la formulación de su silogismo falso, Alan Turing critica con sarcasmo único y amargo cómo la sociedad estima incapaz de pensamiento inteligente al homosexual, a quien contempla como un paria.

Alan Turing, una de las mentes más brillantes del siglo XX, héroe de la Segunda Guerra Mundial, genio creador de la informática, la cibernética, la Inteligencia Artificial, matemático, científico de la computación, criptógrafo y filósofo, entre otras cosas; fue perseguido por homosexual y finalmente sucumbió víctima del machismo homofóbico. A pesar de los invaluables servicios que le había prestado a su patria, sus compatriotas lo mataron.

El inventor de la famosa Máquina de Turing, artefacto hipotético fundamental en la Ciencia de la Computación que simula cualquier CPU en el procesamiento de estructuras algorítmicas, es acreditado con haber descifrado los códigos nazis ENIGMA y FISH; logro decisivo en la victoria aliada de la Segunda Guerra Mundial. Las máquinas de teletipos encriptados FISH, fabricadas por Lorenz y Siemens, eran vitales para las comunicaciones de la Alemania hitleriana. El código críptico de las máquinas ENIGMA, era fundamental en las comunicaciones militares germanas, en especial, en las que mantenían el comando y control de los submarinos U (“U-Boote”) encargados de interrumpir los suministros aliados. Ambos códigos crípticos fueron rotos por Turing. De esta manera el gran matemático se erigió en héroe nacional y universal.

Pero la perversa sociedad inglesa de 1954 no toleró la homosexualidad de Turing, y así, fue procesado en un vergonzante y oprobioso juicio de trascendencia pública en el cual su persona fue crucificada; y fue condenado finalmente con dos opciones: o cárcel o –si lo aceptaba voluntariamente- castración química con estrógenos; optó por esta última solución. La castración trajo terribles consecuencias para Turing quien terminó ingiriendo una manzana inoculada con cianuro para poner fin a su miserable existencia dos años más tarde. El gran genio del siglo XX fue asesinado por la homofobia machista de la “civilización”.

El día de ayer Venezuela vio al diputado Pedro Carreño elevar la majestad de la Asamblea Nacional al merecido sitial que le ha otorgado la revolución. Con frases como “¡maricón, mariconsón enfrenta tu situación (…) cada quién hace con su culo lo que le provoque (…) a ese (Capriles) sí lo tenían enchufado en ese BMW…” exaltó los más caros valores de nuestra sociedad en el sagrado recinto del parlamento.

Curiosamente, comenzó su discurso el preclaro capitán dado de baja del ejército por saquear la cantina de soldados que administraba, con una reiterativa referencia a los testículos -o falta de ellos- de los políticos de la oposición, en particular, de los de Primero Justicia, con una monotonía que causaría la envidia de Ravel con su “Bolero”. “Pareciera que para entrar en ese partido es requisito la castración, que les corten las bolas”, sentenció (el genio de Turing no disminuyó un ápice con la castración). Es indudable que para el diputado Carreño la dotación con testículos es requisito indispensable para la vida política, incluso para ser individuo de valía, para ser gente, así que suponemos que a las mujeres les está vedado participar en ese juego. No sabemos si el tamaño de esos testículos –y de otros accesorios- también es de crucial importancia para el destacado jerarca socialista.

Para la Psicología y el Psicoanálisis es muy claro desde larga data que no existe nada  más homosexual que el machismo y la homofobia. Por una parte, el machismo es la exaltación, el amor y la admiración de lo masculino, y de sus símbolos, como los testes (que tan deseables considera Carreño) y el falo. Por otra, es ya harto conocido que la homofobia obedece a un mecanismo de proyección identificativa, en el que el homofóbico observa de forma inconsciente con terror irracional, su propia esencia, su imagen, en el rostro del homosexual, a quien teme, rechaza, ataca y hace su víctima. El homofóbico ve con horror su propia homosexualidad en el homosexual. Y con el ataque despiadado al homosexual, el homofóbico inconscientemente pretende matar la parte de sí mismo que tanto teme, avergüenza y rechaza, en un ritual muy característico de otras situaciones de proyección, como es el caso de la dinámica del enemigo.

Es bien conocido y estudiado que el machismo militarista es característicamente muy homosexual (no debe confundirse militarismo con la condición de militar, son cosas distintas, se puede ser militar sin ser militarista). Dijera el dramaturgo y actor Javier Vidal durante una entrevista en Globovisión con Alonso Moleiro en la que se tocaba el tema de la homofobia del difunto Comandante Eterno: “Es curioso que estos señores sean tan homofóbicos, no hay nada más homofílico que el militarismo”.
Y los estudios sobre la homosexualidad no resuelta de la homofobia han trascendido a lo meramente teórico. Diversas instituciones han conducido experimentos para estudiar el comportamiento sexual en hombres. A tales efectos se han conformado tres grupos: uno de heterosexuales, uno de homosexuales y otro de homofóbicos. A estos grupos se les aplicaron sensores de pene que miden la congestión sanguínea del miembro masculino con altísima precisión, y se les proyectaron imágenes de escenas con actividad sexual. Con los primeros dos grupos no hubo sorpresas: los heterosexuales se excitaban con sexo heterosexual, y permanecían inmutables ante las de actos homosexuales; y los homosexuales, a la inversa, se excitaban con el sexo homosexual, y no lo hacían con el heterosexual. Pero la gran sorpresa vino en el grupo de homofóbicos: los investigadores comprobaron sin lugar a dudas que se excitaban con escenas de sexo homosexual, los sensores registraban aumento del tamaño del pene. La observación experimental confirmaba la teórica: el homofóbico es homosexual inconsciente (y a veces consciente).
Es claro el caso del homofóbico como homosexual inconsciente. Pero también puede serlo conscientemente. Sucede cuando el homosexual no acepta su condición, se avergüenza de ella, la niega, y persigue a los homosexuales en un intento inútil de demostrarse a sí mismo (y a otros) que es heterosexual (guarda cierta similitud con el síndrome de Casanova o Don Juan).

En contraste con la homosexualidad perfectamente normal y sana de aquel que acepta, comprende y está en armonía con su condición de homosexual; existe la homosexualidad mórbida, profundamente enferma que es observable en el homofóbico. Es entonces la homofobia una forma de homosexualidad no resuelta y reprimida en extremo trastornada.

Es muy posible que los jerarcas homofóbicos del postchavismo –como antes su líder, también homofóbico que acostumbraba acompañar esa condición con la misoginia y la admiración erótica y sensual por las dotes físicas de otros hombres, como Fidel Castro o Diosdado Cabello- no estén conscientes de su real condición. Que incluso mantengan virtuosa virginidad en esa recóndita parte trasera secretamente ansiosa de pecado. Pero con sus ataques a la supuesta homosexualidad de Henrique Capriles y otros opositores se delatan como lo que son: homosexuales de clóset ignorantes de su esencia.

Y no es nueva la persecución homofóbica en los regímenes totalitarios, generalmente mórbidamente homosexuales –no solamente nazis y fascistas- como en los comunistas de la Unión Soviética, Cuba (no es una contradicción que Raúl Castro sea homosexual, al contrario, es parte de la enfermedad) y China, en donde tantos homosexuales, muchos de gran valía, fueron ejecutados, perseguidos y enviados a campos de concentración. La homofobia socialista está muy bien documentada, hasta en el cine revolucionario (se sugiere ver la excelente película “Fresa y Chocolate”).
Por lo demás, en un craso equívoco, el homofóbico pretende descalificar la capacidad intelectual del homosexual (tal como denuncia Turing en su falso silogismo), a quien considera incapaz de aportar a la sociedad. Pero con esto ignora la contribución de individuos como Sócrates, Platón, Alejandro Magno, El Rey David y Jonatán, Leonardo da Vinci, Shakespeare, Leonard Bernstein, Piotr Tchaikowsky, Oscar Wilde, Miguel Ángel Buonarroti, Rafael, Ernesto Lecuona, Jaques Lacan, Michel Foucault y tantos, tantos otros genios. La sociedad no se construye solamente con heterosexuales; es necesario el concurso de todos: heterosexuales, lesbianas, maricos, todos.

Lamento ser el portador de estas noticias para los jerarcas homofóbicos del chavismo, tan orgullosos de su masculinidad (de la superficie). Sin embargo, estimo innecesaria la ingesta de Lexotanil o Valium ya que deben comprender y aceptar que no existe nada maligno, ni objetable, ni cuestionable en la condición de homosexual, que sí en la de homofóbico corrupto moral e intelectualmente; que una vez que la comprendan y la acepten como propia, serán mejores individuos.

Que linda pareja...

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