Por Elide J, Rojas
Un gobierno que depende de un solo hombre y de una sola fuente de plata, a pesar de verse tan fuerte y sólido, realmente es una mata de debilidades. Chávez es el hombre, el único líder de peso que tiene el PSUV. De hecho todo gira alrededor de Chávez. Casi todo el chavismo, los próceres del chavismo, le deben lo que son, la plata que han hecho y las posiciones que han alcanzado al hijastro de Fidel Castro.
Pero lo de Chávez no ha sido solo carisma y sabor campechano. No ha sido solo hablar bolserías de manera interminable y echar chistes en televisión. De eso sobra en Venezuela, donde a cada esquina hay un personaje igualito a Chávez. Puede ser limpiabotas como puede ser un abogado o militar. Un asomado chistoso, sabelotodo y mandón (o mandona para cumplir con el ritual chavista) es fruto nacional. Chávez es eso. Un venezolano ordinario, común y corriente, poca preparación general, con mucha suerte. Hasta que se le acabó. La enfermedad acabó con todo, pero ya vamos para allá.
La diferencia entre el Chávez común y corriente, como cualquier venezolano, y el líder carismático imbatible está en Pdvsa y los dólares. De allí emana todo eso de la conexión mágica religiosa. De allí salta toda la fuerza y el músculo que hace que un pueblo necesitado y mal acostumbrado, listo para vivir de quien le de, se pegue como nigua y haga del chavismo su razón de vida. Y, la verdad es que lo es, tanto para los nuevos ricos chavistas como para los militares como para el pueblo pata en el suelo, es en los dólares verdes donde está la vida y el futuro. Chávez, pegado ahí, no es más que el dador, el señor distribuidor. El generador de riqueza y poder. Todos como niguas. Pueblo y boliburgueses. Es la esencia del chavismo. Pero, lamentablemente, el hombre se enferma y con él se va todo el carisma y el dominio monárquico que había creado. ¿Cuál es el reto de los sobrevivientes? ¿Cómo harán los mantenidos, los ricos nuevos, los militares protegidos, los cubanos? Pues no es fácil. Deben mantener vivo a Chávez a como de lugar y si pueden extender el dominio con otro hombre que permita un sistema muy parecido al de Chávez. Ese es Maduro. No obstante, Nicolás Maduro no parece reunir las condiciones para dirigir un país como Venezuela, tan destruido y arruinado por los mismos chavistas, él mismo incluido. Chávez, como hombre con suerte, ha contado con buenos precios petroleros y unas instituciones y empresas públicas que están quebrando por todos lados, pero que por inercia han estado trabajando y produciendo la plata que alimenta toda la estafa.
De allí la tensión y la calentera. Se les va el hombre. Se les va la chequera. Se les va el líder que construyó este imperio de la impunidad y el descaro. Se les va el hombre que dejó que los cubanos entraran y, como el barbarazo, se rasparan todo. Se les va el hombre que les da de comer y les permite que roben y hagan lo que les salga del paltó siempre y cuando sean leales a la gigantesca mafia que han levantado. Llegaron para quedarse. Siempre fue el objetivo. Pero, en mala hora apareció el cáncer fatal.
Ahora toca mantener al hombre vivo, aunque sea una estela o un mito encerrado en un cuatro. Es un lastimoso final para esta película que la mafia piensa extender con títeres blandengues e incapaces declarados.