Papa Francisco: “Los coimeros dan de comer pan sucio a sus hijos”

franciscoEl papa Francisco arremetió ayer en su homilía en Santa Marta contra “la diosa de la corrupción” y dijo que la dignidad viene del trabajo digno, del trabajo honesto, del trabajo de cada día y no de ese camino más fácil que al final te quita todo.

CIUDAD DEL VATICANO | EFE y AFP

En su misa diaria que oficia en la residencia de Santa Marta, donde se aloja en el Vaticano, el pontífice dijo: “Tal vez hoy haremos bien en orar por muchos niños y jóvenes que reciben de sus padres el pan sucio: estos también tienen hambre, tienen hambre de dignidad”.

“Un dinero sucio se convierte en pan sucio para los hijos. Dios recomendó llevar el pan a la casa con nuestro trabajo honesto y no dar de comer a los hijos con pan sucio”, señaló.

“Hijos, quizás educados en colegios caros, quizás crecidos en ambientes cultos, que han recibido de su papá como alimento la suciedad, porque su padre, llevando pan sucio a casa ha perdido la dignidad. ¡Y esto es un pecado grave!”, afirmó Francisco.
Dirigiéndose a los fieles comparó la corrupción con la dependencia a los estupefacientes. “Comenzamos tal vez con un pequeño sobre, pero esto es como las drogas, ¡eh! Por lo tanto, el hábito a los sobornos se convierte en una adicción”. Al referirse a los “devotos” de la corrupción administrativa, el pontífice recordó la figura evangélica del “hombre rico, que tenía muchos graneros, muchos silos llenos y no sabía qué hacer con tanto dinero, y a quien, subrayó, el Señor dijo: Esta noche morirás”.

En la homilía, el papa expresó su pena por “esa pobre gente que perdió la dignidad en la práctica de sobornos y solo trae consigo, no solo el dinero que ganaron, sino también la falta de dignidad”. Francisco instó a los presentes a rezar por ellos.

Nulidad matrimonial

El papa instó a que la nulidad del matrimonio católico no sea fruto de un proceso apresurado, burocrático, ni genérico, sino que se intente armonizar lo que prescribe el Derecho Canónico con las situaciones concretas de la Iglesia y de la sociedad.

En una audiencia en el Vaticano con participantes del Plenario del Tribunal Supremo de la Signatura Apostólica, el pontífice se refirió en concreto a la figura del “defensor del vínculo” en este tipo de procesos.

Esa figura está contemplada en el Derecho Canónico para proponer y manifestar lo que se pueda alegar contra la nulidad o disolución del matrimonio.

“El defensor del vínculo que quiere ofrecer un buen servicio no puede limitarse a una apresurada lectura de los hechos, ni a respuestas burocráticas y genéricas. En su delicada tarea está llamado a intentar armonizar lo que prescribe el Código de Derecho Canónico con las situaciones concretas de la Iglesia y la sociedad”, dijo el papa.