Por Alberto Franceschi
Con una gran velocidad, propia de estos tiempos, los rojos han montado un torrente de aclamaciones y confirmación de alineamientos políticos militantes que conforman ya una espesa sensación de mayoría de intoxicados alineados con las supuestas virtudes heredadas de este régimen que Maduro jura perpetuar con su gobiernito, sin reparar que frente a ellos, para demasiados venezolanos, su presidencia solo sería la continuación desmejorada de la tarea de destrucción nacional.
La victoria que según ellos les consagrará su CNE, fabricante de fraudes históricos, les dará plena continuidad a su estafa política y larga vida a sus iniquidades.
Están convencidos, más que nunca, que les funcionará otra vez su insolente ventajismo. Pero frente a ese montaje, ahora revestido de impúdico culto religioso, apareció y le ha salido al paso, como subiendo desde fuerzas ignotas del inconformismo social también indómito, la creencia que Maduro, precisamente porque NO ES Chávez, si es derrotable y eso está moviendo millones y ese fenómeno, que no es nuevo, debe ser considerado aunque sea con posibilidades remotas. read more