Por General Carlos Peñaloza
Maduro sigue tratando de contra viento y marea evitar que salga a la luz la verdad sobre su descendencia y su pasado. Es que además de la duda sobre su nacionalidad, hay otros detalles oscuros en su pasado que le resultan sumamente incómodos.
Pese a los esfuerzos por envolver su vida en un secreto impenetrable, la verdad sobre sus orígenes va saliendo a la luz, y parece ser que Nicolás tiene buenas razones para tratar de ocultar su pasado. Veamos algunas piezas de este jeroglífico que está siendo descifrado.
Los presidentes de países democráticos son figuras públicas y su vida debe ser un libro abierto a todos los electores. Los datos personales de ellos y sus familiares son conocidos y accesibles al escrutinio de su pueblo. Maduro pretende ser la excepción, ocultando buena parte de su vida y la de sus familiares tras un manto de misterio. La razón de la conducta es que quiere ocultar como sea su procedencia, su infancia y cómo y por qué se formó en su juventud en Cuba. La razón fundamental de ese sigilo es que su elección violó normas claramente establecidas en nuestra Constitución. Hay otros detalles inconvenientes que también desea ocultar. De quedar estas infracciones en evidencia, deberá renunciar o ser defenestrado, porque ejerce la presidencia en forma ilegal.
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