Por Carlos Blanco G.
Tiempo de Palabra
Los personajes en el poder quieren que te calles. Existe la forma directa de silenciarte cuando cierran un canal de televisión, una emisora de radio, o inducen la venta de una estación o diario a algún amigo del régimen, no siempre testaferro pero con pasión por serlo. En otras ocasiones es en forma indirecta con un tribunal, la fiscalía, la policía o los gestos torpes de la revelación política del año, el ambicioso ministro Miguel Rodríguez Torres quien pretende dictar pautas de conducta a los opositores. Sin embargo, a veces no es tan fácil entender el mecanismo. Hasta gente tan majadera puede, por equivocación, incurrir en sutilezas.
Los camaradas trepados allá arriba quieren eliminar cuestiones de debate. Uno de los que más les atormenta y saca de su zona de confort es la discusión sobre el golpe de estado. Si usted habla lo alude es que usted es golpista. Obsérvese el deslizamiento conceptual: hablar de guarimbas, golpes, insurgencias, insurrecciones, “primavera venezolana”, renuncia, y otras menciones al desplazamiento del régimen es formar parte de una conspiración que procura aquello de lo cual usted habla. Se intenta crear una situación de opinión según la cual si se alude a ciertos temas es porque se forma parte de un pavoroso complot. read more