Por G/D (Av.) Jesús E. Hung Abreu
Los regímenes totalitarios, tales como el que hoy usurpa el gobierno en Venezuela, se caracterizan por tratar de torcer la historia para justificar sus crímenes.
Un aciago día de febrero de 1992, un grupo de militares facistoides, sirviendo a los intereses de un grupúsculo de comunistas incrustados en la política venezolana (con la venia de una acomodaticia democracia) salieron desesperados a intentar dar un golpe militar al gobierno del Carlos Andrés Pérez, PRESIDENTE CONSTITUCIONAL DE LA REPÚBLICA DE VENEZUELA.
Con toda la saña de una ambición grosera de poder, a esos delincuentes no les importó un comino ASESINAR A MANSALVA a un grupo de ciudadanos civiles y militares inocentes que se encontraban en sus labores ordinarias en diversas instalaciones militares y civiles del gobierno democrático de turno. Eso, sin entrar en disquisiciones políticas o ideológicas, fue lo que realmente sucedió el réprobo día martes 4 de febrero de 1992. Fue el día en que estalló con furia y odio lo que ya venía urdiéndose en los cuarteles por los asesinos militares conjurados bajo el samán de Güere años antes.
Hoy se pavonean al amparo de una justicia corrupta comprada con el mismo dinero del pueblo que puso su sangre ese día. Ya podrán desfilar las tropas cubano-venezolanas en los próceres, ya podrán violar el espacio soberano de la patria los pilotos cubano-venezolanos, ya podrán hacerse salvas con los cañones de los buques de la antigua honrosa armada de guerra, ya podrán seguir matraqueando en los puertos, aeropuertos, aduanas y alcabalas los ahora guardias nacionales cubano-venezolanos, tratando de hacernos olvidar que ese día martes 4 de febrero de 1992 se cometió un asesinato en masa, pero la verdadera historia real se impondrá, y como ya lo he dicho antes, los familiares de aquellos inocentes asesinados, serán vengados.
Paciano Padrón
Ya basta. Razones humanas y patrióticas nos obligan a darle un parao al entreguismo de Chávez al castro comunismo, entreguismo ahondado por Maduro y otros segundones. Ya basta de injerencia cubana en el gobierno venezolano, en nuestra administración pública, donde dicen y hacen como a los Castro se les antoja. Ya basta de la invasión cubana, primero de médicos y entrenadores deportivos (con juramento de fidelidad comunista y tarea de penetración en nuestros barrios); luego la invasión de funcionarios policiales y técnicos de seguridad, de identificación, registrales, aduaneros y tributarios entre otros, y ahora la escandalosa y masiva invasión militar, que ya pasa de los cuatro mil hombres entre oficiales y soldados.