Por Marta Colomina
El candidato oficial y su brazo político, el CNE, se confiaron demasiado en las encuestas y en lo que creían un invencible aparataje electoral constituido por el propio CNE y por el ventajismo del Estado, incluido el poder de amenaza de no pocos militares del Plan República y de los paramilitares rojos que, armados y cabalgando sobre sus potentes motos, sacaron a la fuerza a testigos opositores de cientos de centros de votación.
Pero pronto las cuatro militantes del “madurismo” en el CNE se dieron cuenta de que el 14-A Maduro no repuntaba, así que se aplicó un plan “correctivo” en centros de una sola mesa y en aquellos donde los testigos opositores fueron ahuyentados por la tarde a punta de pistola. El resultado fue la chapuza electoral anunciada por Tibisay la noche del 14-A: el “hijo” de Chávez “ganaba” a Capriles por unos 200 mil votos pero la prisa dejó innumerables huellas, por eso la negativa a autorizar una auditoría de verdad y no la “mamarrachada” de cotejar papeletas con actas (que coincidirán, sin duda), sin escudriñar en los cuadernos cuántos multicedulados votaron y cuántos miembros de mesa rojitos, sin testigos que se les opusieran, pulsaron el botón de la máquina electoral hasta dejar exhausta la abstención y lograr el 100% de “participación” electoral a favor de Maduro. Capriles refiere la cantidad de mesas donde el candidato oficial logró la “proeza” de sacar más votos que Chávez el 07-O, a pesar de que ese 14-A la tendencia nacional de Maduro fue la de una votación muy inferior a la obtenida por su “padre” en octubre pasado. read more