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(Artículo publicado en enero 2013 pero es importantisimo leerlo porque ésto es lo que se publica en el exterior)
En un supermercado de un acomodado distrito de Caracas no hay ni un paquete de harina de trigo, pero está repleto de pan dulce gourmet importado de Italia.
No se puede encontrar azúcar por ningún lado, pero los edulcorantes como Equal o Splenda están disponibles en las góndolas.
En un barrio popular, los compradores luchan por encontrar pollo, aunque el camarón está a la orden del día. El desabastecimiento ocasional de productos se ha convertido en cosa habitual en la Venezuela del presidente Hugo Chávez, que no ha sido visto desde que se sometió a una nueva cirugía contra el cáncer en Cuba el 11 de diciembre.
Pero en la distorsionada economía venezolana, son los productos básicos los que suelen escasear, mientras es fácil hacerse de bienes de lujo o de artículos de nicho. “Puedes conseguir un whisky de 18 años en cualquier esquina, eso no tiene problemas, son los artículos de la cesta básica que tienen problemas”, dijo Iris Moreno, una economista retirada de 63 años.
“Ves una persona andando en la vía con una bolsa de supermercado y le dices ‘¿Eso amarillo es harina pan?’ y dicen “sí señora, ¡Corra antes de que se acabe!”, agregó.
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