Soy de los que piensa que el que pueda irse, que se vaya. Es mejor eso que la alternativa…
ANDRÉS F. SCHMUCKE G. | EL UNIVERSAL
Hace varios años leí en este mismo periódico un artículo del señor Carlos Dorado titulado “Jóvenes, váyanse de Venezuela”, el cual me hizo sentir un arranque de nacionalismo inusitado. Critiqué ese texto y dije que en Venezuela había que quedarse y luchar. Pues bien, ahora pienso que el señor Dorado tenía razón y que de aquí hay que largarse.
En Venezuela no hay futuro, eso me queda demostrado todos los días cuando voy al mercado y no consigo nada, cuando me asaltan en una esquina, cuando pierdo horas de mi vida en el tráfico, cuando no consigo trabajo. Sí, este es mi país, aquí nací y lo quiero, peeero, también quiero tener una familia, darles una mejor calidad de vida y seguridad, y eso aquí, pues es muy difícil.
Estoy consciente de que la vida del inmigrante es difícil, complicada, dura, pero nunca le he tenido miedo al trabajo y creo que estoy aún en una edad competitiva para irme. Aquí las oportunidades que tengo son limitadas, yo quiero hacer radio y televisión, y por ahora no se me abren las puertas. Si me voy, quizás tengo que lavar platos y limpiar pocetas en un restaurante, peeero, nadie va a darme unos tiros solo porque toqué una corneta.
Tengo amigos chavistas que se han ido “porque la inseguridad está desatada”, tengo amigos de oposición que se han ido “porque la inseguridad está desatada”, así que creo que de aquí hay que irse antes de que el tiempo que te permiten los malandros de vida se agote.
Seguramente Venezuela va a mejorar, ahora bien, no sabemos si vamos a estar vivos para ver eso. Soy de los que piensa que el que pueda irse, que se vaya. Es mejor eso que la alternativa, o sea, es mejor eso que quedarse aquí.
Venezuela, no es que yo me quiera ir, es que tú me estás botando.