Por Marta Colomina
No cabrían en cien páginas los delitos cometidos desde el Gobierno utilizando el ocultamiento y ventajismo sacralizados por unos poderes públicos sumisos a los caprichos presidenciales que han arruinado económica y moralmente el país. Uno de los más vergonzantes ha sido el secretismo sobre la enfermedad terminal de Chávez. Tanto, que en Twitter se convirtió en trending topic la afirmación del psiquiatra austriaco, Alfred Adler (1870-1937): “Una mentira no tendría sentido si la verdad no fuera percibida como peligrosa”. Y la verdad sobre el cáncer presidencial -del que le han negado partes médicos al país- parece ser tan peligrosa para el gobierno, que ha sido castigada hasta con pena de destierro, como le ocurrió al Dr. Salvador Navarrete, el primero que nos alertó sobre el sarcoma que padecía el Presidente. En octubre de 2011 anunciaba en la revista mexicana Milenio que Chávez tenía un sarcoma, “tumor de muy mal pronóstico (… ). Cuando digo que el pronóstico no es bueno significa que la expectativa de vida puede ser de hasta dos años”. Y añadía: “Esto explica la decisión de adelantar las elecciones presidenciales”. Adelanto que, con la anuencia del rojo CNE, constituyó un engaño que costó al erario miles de millones dilapidados en prácticas electorales delictivas (despilfarro que causó la devaluación de este año), además de la incertidumbre política de estar en manos de quienes violan la Constitución para permanecer ilegalmente en el poder. Dos de los muchos insultos de Chávez contra el Dr. Navarrete, “embustero” y “traidor a la Patria”, fueron de los más “publicables”. La persecución fue tan brutal que se vio obligado a salir del país. read more