“En la historia, las aberraciones más horribles han sido hechas en nombre de la paz y los pobres”, advierte María Corina Machado.
ENDER MARCANO | EL UNIVERSAL
Seguramente bajar las escaleras de su residencia nunca fue tan doloroso para María Corina Machado. Las secuelas de la operación que debió reparar cuatro fracturas de su nariz se sintieron en cada escalón.
“Me duele mucho, no había bajado las escaleras”, relató la diputada independiente por el estado Miranda, con el rostro notablemente inflamado, imagen impactante y muy distinta a cualquiera que se pueda tener de ella.
A pesar del evidente dolor y el persistente sangrado, la obligación que siente por representar a sus electores la invitan a sobreponerse y a denunciar lo que considera la consolidación de un golpe de Estado y la instauración de un régimen militarista.
Ante el dolor físico resalta que también hay “un gran dolor espiritual”.
“Vivir una cara de esa violencia que se ha vuelto cotidiana en Venezuela, esa agresión brutal, cobarde, por la espalda, que huye, es desgarrador. Al mismo tiempo me he sentido muy cercana de los millones de venezolanos que todos los días sufren la violencia. Las mujeres maltratadas, los jóvenes agredidos por protestar, por elevar su voz, los presos que viven en condiciones inhumanas, las madres que le matan a los hijos y ni siquiera confían que puede haber justicia. La forma como las familias venezolanas se han desgarrado por un sistema que quiere destruir la cohesión social porque así puede perpetuarse a la fuerza y a la violencia”. read more