DARÍO RAMÍREZ | EL UNIVERSAL
Hace algunos años aún bajo el gobierno del expresidente, se sacó una encuesta latinoamericana que nos señalaba como el país más feliz del Sur; en aquel momento se decía que el venezolano en efecto era feliz, pero no por contar con calidad de vida, sino por cómo sobrevivía sus penas a través del humor. Algunos dicen que el humor es nuestro mayor tesoro y nuestra mayor debilidad, que nos reímos de todo, pero que ¿hasta cuándo nos vamos a reír?
Hoy tenemos una coyuntura social profundamente fracturada y dividida en dos toletes que parecieran no soportarse y que, en definitiva, ven un país de dos maneras radicalmente diferentes. Pero con el pasar de los días en el desgobierno del ilegítimo pareciera que la crisis económica está transformándose en el pegamento de la sociedad, a todos les duele el bolsillo, desde el que compra dólares al mayor hasta la señora que hoy paga el doble de lo que pagaba hace un mes por un kilo de cebollas.“Todo es caro”, escuche responderle un bodeguero a un señor hace poco en el barrio La Cruz de Petare, cuando el señor en cuestión le dijo “pero es que ya no hay nada que no hayas subido de precio portu”. Una escena que se repite cada día más, los chamos están yendo al colegio sin la lista completa, los almuerzos tienen menos comida, porque no se encuentra y la que se encuentra no alcanza. En un país donde el humor ha sido nuestra gran medicina, a la gente se la está consumiendo la depresión y, por ende, la infelicidad de no tener calidad de vida. read more