Por Marianella Salazar – El Nacional

Se siente en el ambiente, en los mercados, en las colas para agarrar un carrito o pagar en un supermercado, en un banco o una farmacia, en cualquier medio de transporte masivo, todo el mundo habla de lo mismo: de la incompetencia, del caos, del desastre de la economía, de la inflación, del colapso en el país. La gente tiene la convicción de que esta situación es insostenible y no puede continuar como está, que algo va a pasar y es inminente, no puede esperar hasta el 8 de diciembre, porque es un problema que sobrepasa lo electoral y los intereses de la dirigencia de los partidos políticos. Es un problema de supervivencia. El país está quebrado, el dinero no alcanza para comprar lo indispensable, esto se parece cada vez más al estado de miseria que padecen los cubanos. Una gran parte del chavismo anda deprimida con el estrepitoso fracaso de la revolución, la incertidumbre, la desmoralización a causa de la corrupción campante y el narcotráfico internacional que compromete al régimen.
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