Por Juan Carlos Sosa Azpúrua
Estos tiempos han sido la escuela de las verdades dolorosas. La lección es que tenemos el gobierno que nos merecemos, triste realidad que hemos de aceptar si algún día aspiramos a tener algo mejor. Venezuela viaja por el siglo XXI atrapada en una cápsula aislante, donde nada de lo que se experimenta adentro tiene un vínculo sano con ese mundo moderno donde están sucediendo cosas sorprendentes. Las sociedades progresan y el progreso es un círculo virtuoso que permite al Hombre evolucionar.
Cuando existen instituciones, el ser humano progresa hacia estadios existenciales superiores, afectándose lo más íntimo de su esencia, mutando sus rasgos mentales y espirituales hacia modelos nuevos, más enfocados en las preguntas que en las respuestas. Stephen Hawking afirmó una vez que todo el conocimiento que se ha logrado en los millones de años que tiene nuestro planeta, no superaba ni el 1% de aquello que falta por conocer, de todos los misterios que se asoman pero que aún no tienen respuestas.
Bill Gates sostiene que para avanzar, lo importante no reside en las respuestas, sino en las preguntas que nos hagamos. Albert Einstein no se cansaba en repetir que la imaginación es más importante que el conocimiento, lo que significa que solamente con el ejercicio imaginativo seremos capaces de aportar nuevas respuestas, que encaminen al Hombre en la dirección correcta de su bienestar general.
La imaginación plantea los retos del mañana, las respuestas simbolizan los niveles superados. Para que el ejercicio imaginativo fluya, cualquier fórmula debe tener la misma constante, que no es otra cosa que libertad. Con libertad el Hombre salvaguarda su esencia, es la mecha prendida del alma, sin libertad el espíritu pierde su luz y queda atrapado en las cavernas oscuras de la servidumbre.
Sociedad atrapada
En otros países hay personas diseñando cerebros sintéticos, estaciones espaciales, trenes voladores, son este tipo de personas las que elevan las expectativas de lo que es posible, las que bañan al planeta en los lagos de la esperanza. Pero en Venezuela hablar de estas cosas es parecer extraterrestre. read more