Por Alfredo Coronil H – Eduardo Bittar

Este texto del joven dirigente político y estudiantil Eduardo Bittar, no debe quedar sin respuesta, en el país existe una severa postración social, como consecuencia no solo de la política de adormecimiento sistemático y de intimidación que ha aupado el régimen, sino también -y es forzoso admitirlo- por la frustración que han producido reiterados esfuerzos y notables intentos de la “sociedad civil” que se han visto desairados por una dirigencia política poltrona que, no ha sabido ni querido entender el momento histórico presente, cuarenta años de una democracia no carente de vicios y de fallas, pero durante los cuales se construyó este país, terminaron por producir una clase política burocratizada y cómoda, que ve la democracia limitada a un acto comicial (limpio o fraudulento, no parece importarles) pero que es incapaz para la lucha en terrenos más duros y riesgosos. Heredaron, por razones de la cronología y la naturaleza sometida a ella, que no necesariamente por méritos, grandes y eficaces organizaciones políticas y se dedicaron a administrarlas como si de empresas comerciales se tratara, cuyos dividendos se medían en presidencias, curules, gobernaciones o alcaldías, pero olvidaron que era lo que se debía hacer con ellas, EL PODER ES EL GRAN INSTRUMENTO, PERO NO EL FIN DE LA ACCIÓN POLÍTICA.
Ni la generación de 1928, ni la de 1958, invocadas por el dirigente anzoatiguense en su texto -yo añadiría ni las de 1936 y 1945- hubiesen podido comprender los pasos de pavana de la MUD, ni la actitud del ex-candidato presidencial, por el cual todos votamos con mayor o ningún entusiasmo, ni la actitud visible de nuestras fuerzas armadas. El país, desde hace muchos años, dejó atrás a una dirigencia incapaz de entender la magnitud de su papel y su compromiso, un político o es un SERVIDOR PUBLICO o no es un político, o tiene vocación y coraje para defender sus ideas y valores o que se recluya en un convento de monjas clarisas o afilie a una sociedad de observadores de los pájaros -ambas cosas muy respetables- pero ajenas al quehacer de un luchador social.
En la vida, cuando se escoge una profesión o actividad, se asumen automáticamente los riesgos que ella implica, como cuando se hereda se transmiten activos y pasivos, ser político, militar o activista social, conllevará siempre riesgos, como exige capacidades que van mucho más allá de las grandes o modestas dotes de orador, el vigor físico indispensable, las habilidades para el cabildeo asambleario o parlamentario y una invulnerable constancia. Un verdadero líder, junto a la formación intelectual y política indispensables, tiene que tener visión prospectiva, sentido de la Historia, valores morales, una corpulenta estructura ética. No puede ser dirigente quien no sabe a donde se dirige, es un contrasentido trágico.
En este cuadro de angustiosa orfandad, los jóvenes estudiantes y profesionales, militares, obreros o campesinos, constituyen la esperanza del país, mas allá de cercanías o distancias ideológicas, de distintas visiones del modelo de país y de la forma de alcanzar su pleno desarrollo, debemos centrarnos en valores básicos y compartidos por todos los venezolanos de buena fe: libertad, inclusión, justicia económica y social, respeto, democracia. Por esos principios que muy pocos pueden cuestionar y que nos arropan a todos, debe ser la lucha: rescatar la soberanía y el país, reconstruir la República, restablecer un juego democrático pleno, esas son las metas, vamos a ellas…
ALFREDO CORONIL HARTMANN
¡Que vivan los estudiantes! ¡Unicos en defender la patria cuando el pie del invasor la humilla!
Este miércoles a la 1 pm un grupo de estudiantes y jóvenes del estado Anzoátegui quemaron la bandera de Cuba en la pasarela de Boyac de Barcelona en rechazo a la injerencia del gobierno de los Castro en asuntos venezolanos. read more