Por Pedro Lastra
Noticiero Digital
Verdaderamente dostoyevskiano: el más prodigioso charlatán de la historia latinoamericana, el hombre que superó incluso a Fidel Castro con sus desplantes lingüísticos, permanentemente encadenado a un micrófono, su arma invencible, ha perdido su principal atributo político: seducir y conquistar a sus seguidores y aplastar irreparablemente a sus enemigos mediante el uso flamígero y letal de su lengua. Pues según un informe enviado por el corresponsal en Washington del afamado periódico español ABC, siempre extraordinariamente bien informado sobre hechos y sucesos de la atormentada isla caribeña, al paciente Hugo Chávez se le ha detectado el más notorio y apabullante de sus males: perdió el habla. No simple afonía por razones de circunstancia, sino una irremediable mudez. Chávez, según ABC.es, calló para siempre.
En este caso, poco importa si se lo escribe con doble ele o con y griega: calló, es decir: cayó para siempre. No podrá volver a gobernar al pueblo que arrasó con su fervorosa labia apocalíptica. La noticia viene a explicarlo todo. Particularmente la renuencia de sus validos a permitir una comisión evaluativa o dar fe de vida con un sencillo saludo satelital. Puede que esté vivo, pero mudo, le sirve de nada. Se puede gobernar en silla de ruedas, con muletas, cojo y manco, que de todo se ha visto en nuestro insólito universo. ¿Pero mudo? ¡Un discurso acompañado de esos bustos gesticulantes que traducen en un despreciable recuadrito de la pequeña pantalla los fastidios noticiosos al silencioso planeta de los mudos lo dicho por los lengua habientes! ¿Cómo presentar ante sus seguidores, que se estremecían al estruendo de sus peroratas, cánticos y silbidos y eran capaces de seguir sus órdenes, así fueran tan descabelladas como en efecto lo fueron, a un Hugo Rafael Chávez Frías privado de lengua, huérfano de cuerdas vocales, gesticulando como un poseso? Kafka. O, si prefieren, Ionesco. Teatro del más puro absurdo.
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