Por Manuel Malaver
Cuba no exporta a Venezuela un solo producto, tampoco le transfiere un solo bien de tecnología y, mucho menos, tiene inversiones en algún sector de la economía que le represente algún beneficio al país receptor.
Por el contrario: es de sobra conocido que la Venezuela chavista, rentista y monoproductora de petróleo reemplazó a la exUnión Soviética en su gigantesco subsidio a la vetusta y anacrónica economía cubana (5 mil millones de dólares anuales), quintuplicándoselo (25 mil millones de dólares, según fuentes conservadoras) a través del suministro de 125 mil barriles diarios de crudo de los cuales Cuba remata la mitad a precios de mercado, le emplaza y financia refinerías, le modernizó su colapsado sistema eléctrico, le construye planes de viviendas que alcanzan urbanizaciones enteras, hospitales, escuelas, carreteras, puentes y participa en el programa de remodelación de la Habana vieja, joya de la arquitectura colonial caribeña que el castrocomunismo redujo a escombros.
No se piense, sin embargo, que Cuba no paga. Cuba si paga, pero…!cosa más grande, caballero!…paga en especies… especies que pueden ir, desde su participación en una eficiente red de espionaje y control de la ciudadanía (que replica a los CDR) a través de las llamadas misiones, asesoramiento y presencia en la reorganización de los cuerpos de inteligencia y seguridad del estado dirigidos ahora a vigilar y reprimir a opositores y a los infaltables agentes de la CIA y de otros imperios, injerencia en la ideologización y entrenamiento de la FAN para reconvertirla, de una institución profesional, académica y apolítica, en otra comunista, irregular y guerrillera, así como en los nuevos diseños de cedulación de ciudadanos y registros de compraventa de propiedades que ponen en mano del castrochavismo una información valiosísima a la hora de establecer a quién presionar por motivos políticos y cómo.
Pero no termina en estas minucias el “gran negocio” que el control de Venezuela, a través de sus aliados chavistas, ha ido “tallando” el minicolonialismo cubano en estos últimos 14 años, y que deriva en ingresos que los hermanos Castro y sus herederos jamás soñaron en sus delirios de conquistadores de papel que rodaron por el mundo exportando una revolución inviable que los llevó al congelamiento de la propia.
Así, es archisabida y denunciada, su participación con empresas de maletín en la importación de gigantescas cantidades de alimentos para suplir el siempre desabastecido mercado venezolano después de la quiebra quirúrgica de la agroganadería nacional pública y privada, la compra de insumos y equipos industriales para las empresas del Estado (que ya se cuentan de a miles) que luego son revendidos a precios escandalosos, y su intermediación en la compra de material bélico a proveedores sin tecnología de punta como Rusia, Bielorrusia y China que es otra de sus grandes tajadas. read more